miércoles, abril 30, 2025
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Tinkunaco: El encuentro de un vino con uno mismo.

En el corazón de La Rioja, más precisamente en el Valle de Anguinán, un emprendimiento vitivinícola familiar emerge con pasión y un espíritu de unidad. Bodega La Macarena, liderada por Macarena Herrera, quien se presenta en el mercado con sus vinos Tinkunaco, rindiendo homenaje a sus raíces y combinando la tradición con la modernidad. Una historia de familia, amor por la tierra, y un encuentro con el mundo del vino que está destinado a conquistar paladares y corazones.


La historia de Macarena es un testimonio de cómo la pasión por la tierra y el vino pueden trascender generaciones y dar forma a un proyecto que busca romper esquemas en un mundo históricamente dominado por hombres. En este rincón de La Rioja, donde los paisajes son tan bellos como misteriosos, Bodega La Macarena y sus vinos Tinkunaco se abren paso en el mercado vitivinícola argentino con una propuesta que celebra la diversidad, la unión y el encuentro. La tradición de la familia, representada por su abuelo Isidoro, se funde con la visión moderna y apasionada de Macarena, creando un legado que no dejará indiferente a nadie.

Para conocer más sobre este proyecto y la mujer que está detrás de él, conversamos con Macarena, quien se define como una persona simple, amante de la naturaleza, y con una sana debilidad por los caballos. Además, apasionada hincha de Boca, un vínculo que la conecta aún más con su tierra y su gente. Sin embargo, su conexión con el mundo del vino es el aspecto que marca un antes y un después en su vida.

La historia de Macarena en La Rioja está profundamente ligada a Anguinán, que ella define como su “lugar en el mundo”. Los recuerdos de infancia que atesora en esta región son invaluables, y su compromiso con la tierra y la vitivinicultura ha llevado a la creación de Bodega La Macarena, ubicada dentro de la tradicional Finca La Seis, donde hace generaciones se dedican a la producción de la vid. Aquí, el pasado se fusiona con el presente, y el amor por la tierra se convierte en vinos excepcionales.

“Reconectarme con el campo, la tierra y este mundo hermoso del vino me cambió la vida. Mi familia hace muchos años está vinculada al mundo del vino, aunque lo hacíamos en los últimos años de forma artesanal.”

—¿Quién es Macarena?

Soy una persona bastante simple, disfruto de la naturaleza en todo su esplendor, bastante bichera, perruna total, tengo 7 en casa… también tengo una sana debilidad por los caballos adoptada por amor. Soy cuidadora de la tierra e hincha de boca.

—¿Cómo te iniciaste en el mundo del vino?

Es difícil darte un hecho concreto, considero que fue un proceso. El campo, la finca, Anguinán y la familia conectando todo eso desde que era una niña de alguna forma me marcaron un sendero. Soy empresaria desde hace varios años en otro rubro completamente distinto,  actividad que me alejó un poco de aquellos hermosos tiempos. Reconectarme con el campo, la tierra y este mundo hermoso del vino me cambió la vida.

Mi familia hace muchos años está vinculada al mundo del vino, aunque lo hacíamos en los últimos años de forma artesanal. Fue mi abuelo Isidoro quien fundó la primera bodega familiar en la ciudad de Campanas (su tierra natal) allá por los años 70.

—¿Qué significa para vos Anguinán?

Es el lugar en donde construí mi infancia. Hoy, mi lugar en el mundo. Solíamos viajar los fines de semana y pasábamos días enteros con mis hermanos y primos. Muchos recuerdos hermosos atesoro de aquellos tiempos.

—¿Qué participación tenés en la concepción de tus vinos?

Full time jaja… Les dedico la mayoría de mi tiempo y mi mejor energía. No soy enóloga ni enotécnica, tengo un gran equipo de trabajo que son los que interpretan, tangibilizan y aportan su conocimiento logrando una sinergia muy interesante. Creo en el trabajo en equipo, en potenciar los talentos individuales para formar un equipo sólido dispuesto a enfrentar el desafío que nos propongamos.

Hablando de desafíos… ¿Qué significa ser la única mujer al frente de una Bodega en La Rioja?

Honestamente, lo concienticé hace muy poco… Es una enorme responsabilidad y un gran desafío personal. Me impactó la noticia, creo que es un proceso que va a llevar su tiempo. No solo pasa en el mundo del vino, pero si hacemos una retrospectiva, la mujer ha recuperado muchísimo territorio en todo sentido. Claro que el avance de las ideas es más veloz que su aplicación al mundo concreto, pero considero que vamos por buen camino. ¡Necesitamos más mujeres en el mundo del vino!

“Ideológicamente, me es indiferente el género. Creo que hombres y mujeres son dos expresiones distintas de algo que nos une. El desafío es lograr esa unión.”

—¿Cómo te sentís en ese mundo en su mayoría dominado por hombres?

Ideológicamente, me es indiferente el género. Creo que hombres y mujeres son dos expresiones distintas de algo que nos une. El desafío es lograr esa unión. La mujer no es igual al hombre y la capacidad no depende del género… más que balancear hay que armonizar.

 ¿Por qué Tinkunaco?

Tinkunaco es una palabra en dialecto quechua que significa “encuentro”. Y eso fue el vino… un encuentro. Un encuentro conmigo misma. Después de la tormenta viene la calma. Después del caos, el orden. Después de un desencuentro, Tinkunaco jaja…

—También es una festividad religiosa…

La más importante de nuestra provincia. Y si bien el ritual de la festividad religiosa no tiene nada que ver con nuestros vinos a nivel simbólico, sí comparten el espíritu emotivo del encuentro que los impulsa.

—¿Cuáles son las proyecciones de Bodega La Macarena?

Las proyecciones por ahora son mantenerse firme en este país que transita en estos momentos un gran desencuentro. Somos una bodega nueva con apenas 2 años en el mercado fraccionado. Hoy nos toca navegar una tormenta económica compleja, pero como lo dije antes, después de la tormenta llega la calma. A pesar del contexto de crisis, incursionamos en el mercado de Buenos Aires, Norte y centro del País con resultados que excedieron nuestras expectativas.

“Tinkunaco es una palabra en dialecto quechua que significa “encuentro”. Y eso fue el vino… un encuentro. Un encuentro conmigo misma. Después de la tormenta viene la calma. Después del caos, el orden.”

—¿Cómo ves a La Rioja en el mercado Nacional e Internacional?

En potencialidades la veo muy bien, resta muchísimo trabajo por realizar en materia de industria, capital de trabajo, turismo, etc. 

Tenemos una cartera de productos interesantes. A nivel nacional estamos bien posicionados. Los vinos riojanos están a la altura de otros mercados importantes como Mendoza, Salta. Y en cuanto a lo internacional, es cuestión de afianzar fronteras y dar a conocer nuestros productos, porque la calidad está.

La Macarena y Tinkunaco son un testimonio de cómo la pasión, el compromiso y el respeto por la tierra pueden trascender generaciones y romper barreras. En un mundo donde la igualdad de género es un desafío constante, Macarena demuestra que la armonía y la unión son esenciales. La Rioja, con su potencial vitivinícola, tiene en Bodega La Macarena una embajadora que busca conquistar no solo el mercado nacional, sino también el internacional. Después de todo, la calidad de los vinos habla por sí misma. Bodega La Macarena es un encuentro con la historia, la tradición y el futuro, y un tributo a la pasión y al amor por la tierra que fluye a través de cada botella.

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