El vino no solo se disfruta en la copa: también se cuela en la pantalla como símbolo de placer, introspección y conflicto. Desde viñedos californianos hasta bodegas francesas o argentinas, te invitamos a un recorrido por películas y series donde el vino es protagonista. Y sí, cada recomendación viene maridada con el varietal ideal para acompañar la experiencia.
No todas las películas con vino son sobre vino. Pero hay un pequeño grupo donde la bebida no es sólo parte del decorado, sino un verdadero motor narrativo. El caso más emblemático es Entre Copas (Sideways, 2004), una comedia dramática estadounidense que sigue a dos amigos en un viaje por la región vinícola de California. El Pinot Noir se vuelve aquí un símbolo de fragilidad emocional y búsqueda personal. No por nada, tras el estreno, las ventas de Pinot se dispararon en EE.UU. y las de Merlot (denostado en la película) cayeron abruptamente.
Francia, patria del terroir y la sofisticación vinera, no podía quedar afuera. El año que mis padres se fueron de vacaciones (Ce qui nous lie, 2017), dirigida por Cédric Klapisch, retrata el reencuentro de tres hermanos en la finca familiar en Borgoña. El conflicto gira en torno a la herencia y al amor por el oficio de hacer vino. Una película bella, cálida, donde cada copa parece hablarnos de lo que se calla en la familia. Ideal para acompañar con un vino natural o un buen blend riojano.

En formato serie: el vino también se bingea
Si hablamos de series, Drops of God (Apple TV, 2023) se ha convertido en un fenómeno reciente. Basada en el manga japonés Kami no Shizuku, la historia enfrenta a dos jóvenes en una competencia global para heredar la colección de vinos más impresionante del mundo. Con escenas bellamente filmadas, viajes a distintas regiones vitivinícolas y descripciones sensoriales que te hacen salivar, es una verdadera oda al vino. ¿Lo mejor? Podés acompañar cada capítulo con un varietal distinto y sentirte parte del juego.

Argentina, vino y pantalla grande
Nuestro país no se queda atrás. El Camino del Vino (2010), documental protagonizado por el sommelier Charlie Arturaola, mezcla ficción y realidad en una travesía por Mendoza en busca del “paladar perdido”. Además de mostrar paisajes deslumbrantes, es una reflexión sobre el ego, la autenticidad y la pasión por el vino. Más reciente es La parte por el todo (2023), docuficción sobre pequeños productores en la Quebrada de Humahuaca que reviven saberes ancestrales en torno al vino. Para ver con un Malbec joven o un vino criollo, bien a tono con la identidad local.
Ver estas películas no es solo una excusa para abrir una botella. Es una experiencia multisensorial. La clave: elegir un varietal que tenga algún vínculo con la historia. Si la película transcurre en Italia, buscá un vino de inspiración mediterránea. Si es un drama introspectivo, un tinto con cuerpo puede acompañar mejor que un espumante festivo. Sumale tabla de quesos, una manta y luz tenue: tu cine en casa puede transformarse en una cata emocional.


